domingo, 21 de octubre de 2007

Jardín Botánico


Caminar por la ciudad puede ser un ejercicio físico y mental muy reconfortante, pero puede ser un gran dolor de cabeza al sentir los ruidos típicos de la selva de cemento, como el inconfundible rugido del motor de un colectivo 60 o el violento sonido de un taladro neumático perforando nuestros pensamientos.

Huir una vez por semana de esta realidad diaria es saludable y un buen sitio para hacerlo es el Jardín Botánico de Palermo. Allí nos encontramos con otro tipo de selva, una más relajante. Resulta agradable bajar un cambio y hundirse en sus caminos sinuosos rodeados de árboles casi infinitos, enredaderas que los persiguen, plantas, gatos, estatuas, piletones y algunas parejas de enamorados.
Creado en 1892 por el paisajista francés Carlos Thays posee en sus siete hectáreas alrededor de cien especies vegetales diferentes. Los estudiantes de botánica adoran los nombres en latín como: Podocarpus parlatorei o chlorophytum comosum, denominaciones imposibles de familiarizar para el resto de las personas. Pero el Gobierno de la Ciudad se ha apiadado de los visitantes sin conocimiento de la lengua de Virgilio y colocó carteles indicadores con aclaraciones en castellano a todas las especies. También se restauró la casona (construida en 1881) de Don Thays, donde se desarrollan muestras de artistas todos los meses.


Por otro lado, todos los sábados, domingos y feriados a las 10:30 y 15:30 hay visitas guiadas para adultos y el último viernes de cada mes continúan las visitas guiadas nocturnas al jardín (Inscripción previa e información llamar al 4831-4527).